lunes, 27 de octubre de 2008

UN ERROR AFORTUNADO

En el salón de clase había dos alumnos que tenían el mismo apellido, Ramirez. Uno de los Ramirez, el más pequeño era un verdadero dolor de cabeza para la maestra; indisciplinado, poco aplicado en sus estudios, buscador de pleitos. El otro Ramirez en cambio, era un alumno ejemplar.
Tras la reunión de representantes, una señora de modales muy finos se presentó a la maestra como la mamá de Ramirez.
Creyendo que se trataba de la mamá del alumno aplicado, la maestra se deshizo en alabanzas y felicitaciones, y repitió varias veces que era un verdadero placer tener a su hijo como alumno.
A la mañana siguiente, el Ramirez revoltoso llegó muy temprano al colegio y fue directo en busca de su maestra. Cuando le encontró, le dijo casi entre lágrimas: "muchas gracias por haberle dicho a mi mamá que yo era uno de sus alumnos preferidos, y que era un placer tenerme en su clase, con que alegría me lo ha dicho mamá, que feliz estaba. Ya se que hasta ahora no he sido bueno, pero a partir de hoy lo voy a ser"
La maestra cayó en la cuenta de su error pero no dijo nada. Sólo sonrió y acarició levemente la cabeza del niño en un gesto de profundo cariño. El pequeño Ramirez cambió totalmente desde entonces, y fue realmente, un placer tenerlo en clase.
(comentario: a veces con unas simples palabras amables y de aliento, podemos hacer que las personas cambien de rumbo en su vida, podemos levantar; pero también destruir. Por eso antes de hablar pensemos en el mensaje que queremos dar)

No hay comentarios: